Recordemos que en la ciencia se investiga confiando en unos presupuestos relativamente fiables. No se puede ser escéptico radical al estilo de Berkeley ni detenerse a la más insignificante duda, ya que es insignificante e improductivo: hay que tener un compromiso razonable entre una mentalidad abierta, escepticismo y una asunción razonable sobre el mundo exterior.
Así, se asume que trabajamos con una realidad exterior dentro de la ciencia
Hasta ahora no ha funcionado mal, con los logros que cualquier libro de historia de la ciencia expondrá (Gribbin, 2001).
Otra cosa de la ciencia es que hay muchos métodos para obtener explicaciones fidedignas de lo que ocurre en nuestro cosmos (y si triunfa la física especulativa, en otros), el método científico (o los).
Ahí encontraréis diferencias entre las ciencias naturales y las sociales. Una, de la cual hablamos aquí, es la definición de conceptos para manejarlos luego en la investigación. Forma parte de algo mayor, cómo elaborar nuestra querida teoría científica. En el caso de las ciencias sociales, esto es lo que pasa (nótese que ese esquema ideal es para la sociología, pero también puede funcionar con matices en otras ciencias sociales):
En un proyecto de investigación cualquiera, cuando hemos dado nuestro primer paso formulando nuestro problema a investigar dándole nuestros propósitos, definiéndolo y basándonos en anteriores trabajos, concretamos el problema en sí. Construimos hipótesis a partir de ese conjunto de teorías y conceptos de nuestra investigación (marco teórico), explorando diversas respuestas a lo que nos preguntábamos en esa investigación, mientras tengan que ver con lo que nos proponemos.
Hipótesis dentro de lo que es la realidad exterior y consistente
Digamos que nos preguntamos: “¿Qué causas subyacentes tienen los crímenes de menores en España?”. Construimos una gama de hipótesis, como “un ambiente familiar desviado propende a los jóvenes a delinquir más que los que han gozado de un ambiente óptimo”.
Entonces resulta que esas hipótesis contienen conceptos. ¿Qué es un ambiente familiar en este contexto? Nos montamos nuestras variables, ya sea tamaño de la familia, nivel de ingresos, nacionalidad, zona de residencia, etcétera. Y a esperar a que se fragüe, dejándonos un sólido concepto. Después de esto, ¡a echar a andar tu investigación, diseñándola, planificándola y ejecutándola según lo que tengamos!
Bien, posiblemente os haya llamado la atención que se incida tanto en ese uso de los conceptos en cualquier curso básico de investigación en las ciencias sociales, como mis asignaturas de técnicas cualitativas y cuantitativas en sociología.
Ciencias sociales ante la ley termodinámica
Mientras en una investigación típica de ciencias naturales, un mineral, una especie, alguna ley termodinámica o un movimiento geológico no necesitan ser definidos profusamente, si hago una investigación en donde quiera contar el número de políticos en España, tendré que definir qué se entiende como político en el contexto local, o, si investigo sobre clases, ¡a definirlas también!
Ese ejercicio pretende limpiar de ambigüedades el concepto en sí, pues “clase social”, “ambiente familiar” o “político” se entienden de muchas maneras distintas en los mentideros del común (que se lo digan a los cambiantes usos del lenguaje).
Así tenemos pista para una investigación seria. Aunque no os toméis esto como un esquema fijo: en las ciencias sociales, también existen conceptos que no necesitan de mucha definición, como el PIB. El economista que lee tu artículo o incluso el común ya tiene una idea general y relativamente precisa.